EL KYBALION CAPÍTULO V.CAPÍTULO VI
CAPÍTULO V
EL UNIVERSO MENTAL
«El universo es mental, sostenido en la mente del TODO.»
El Kybalion.
¡EL TODO es ESPÍRITU! Pero ¿qué es espíritu? Esta pregunta no puede ser respondida, por la razón de que su
definición es prácticamente la del TODO, que no puede ser explicado o definido. Espíritu es simplemente un
nombre que dan los hombres a la concepción más elevada de la mente viviente infinita; significa «la esencia real»,
signífica mente viviente, tan superior a vida y mente tal como las conocemos, como las últimas son superiores a la
energía y la materia mecánicas. El espíritu trasciende nuestra comprensión, y usamos el término merarnente a fin de
que podamos pensar o hablar del TODO. Para los fines del pensamiento y el entendimiento, estamos justificados
de pensar en el espíritu como mente viviente infinita, reconociendo al mismo tiempo que no podemos entenderlo
plenamente. Debemos o bien hacer esto o parar de pensar del todo en la cuestión.
Procedamos ahora a una consideración de la naturaleza del universo, como un todo y en sus partes. ¿Qué es el
universo?
Hemos visto que no puede haber nada fuera del TODO. Entonces, ¿es el universo EL TODO? No, no puede
serio, porque el universo parece estar constituido de MUCHOS, y está cambiando constantemente, y en otros
modos no se ajusta a las ideas que estamos compelidos a aceptar concernientes al TODO, como se estableció en
nuestra última lección. Entonces si el universo no es EL TODO, ha de ser nada -tal es la inevitable conclusión de la
mente al primer pensamiento-. Pero esto no satisfará la pregunta, pues estamos persuadidos de la existencia del
universo. Entonces si el universo no es ni EL TODO ni nada, ¿qué puede ser? Examinemos esta cuestión.
Si el universo existe en modo alguno, o parece existir, debe proceder de algún modo a partir del TODO debe ser
una creación del TODO-. Pero puesto que algo nunca puede venir a partir de nada, ¿a partir de qué pudo haberlo
creado EL TODO? Algunos filósofos han respondido a esta cuestión diciendo que EL TODO creó el universo a
partir de Sí MISMO -esto es, a partir del ser y sustancia del TODO-. Pero esto no servirá, pues no puede sustraerse
del TODO, ni puede éste ser dividido, como hemos visto, y entonces de nuevo si esto fuera así, no se apercibiría
cada partícula en el universo de que fuese EL TODO. EL TODO no podría perder su conocimiento de sí mismo, ni
CONVERTIRSE realmente en un átomo, o una fuerza ciega, o una cosa viviente vil. Algunos hombres, en verdad,
realizando que EL TODO es en verdad TODO, y reconociendo también que ellos, los hombres, existían, han saltado
a la conclusión de que ellos y EL TODO eran idénticos, y han llenado el aire con gritos de «YO SOY DIOS», para
diversión de la multitud y lamento de los sabios. La exclamación del corpúsculo de que: «¡Soy el hombre!» sería
modesto en comparación.
Pero ¿qué es en verdad el universo, si no es EL TODO ni ha sido creado por EL TODO habiéndose separado en
fragmentos? ¿Qué otra cosa puede ser, de qué otra cosa puede estar hecho? Ésta es la gran cuestión.
Examinémosla cuidadosamente. Encontramos aquí que el «principio de correspondencia» (ver Capítulo 1) viene
aquí en nuestra ayuda. El viejo axioma hermético, «Como es arriba es abajo», puede ser puesto en servicio en este
punto. Tratemos de conseguir un vislumbre de los trabajos en planos superiores examinando aquéllos en el
nuestro propio. El principio de correspondencia debe aplicarse a éste, así como a otros problemas.
¡Veamos! En su propio plano de existencia, ¿cómo crea el hombre? Bien, primero, puede crear haciendo algo a
partir de materiales externos. Pero esto no servirá, pues no hay materiales fuera del TODO con los que pueda crear.
Bien, entonces, en segundo lugar, el hombre pro-crea o reproduce su especie por el proceso de engendramiento,
que es automultiplicación conseguida transfiriendo una porción de su sustancia a su retoño. Pero esto no bastará,
porque EL TODO no puede transferir o sustraer una porción de sí mismo, ni puede reproducirse o multiplicarse -en
el primer lugar habría una separación, y en el segundo caso una multiplicación o adición al TODO, siendo ambos
pensamientos un absurdo-. No hay un tercer modo en que cree el HOMBRE? ¡Sí, lo hay; él CREA
MENTALMENTE! Y al hacerlo así no utiliza ningunos materiales externos ni se reproduce a sí mismo, y sin
embargo su espíritu compenetra la creación mental.
Siguiendo el principio de correspondencia, estamos justificados en considerar que EL TODO crea el universo
MENTALMENTE, de una manera semejante al proceso por el que el hombre crea imágenes mentales. Y aquí es
donde el dictamen de la razón concuerda con el dictamen de los iluminados, como se muestra por sus enseñanzas y
escritos. Tales son las enseñanzas de los sabios. Tal fue la enseñanza de Hermes.
EL TODO no puede crear en ningún otro modo excepto mentalmente, sin usar material (y no hay ninguno que
usar), o reproduciéndose a sí mismo (que es también imposible). No hay escape de esta conclusión de la razón,
que, como hemos dicho, coincide con las más elevadas enseñanzas de los iluminados. Igual que tú, estudiante,
puedes crear un universo propio en tu mentalidad, así crea EL TODO universos en su propia mentalidad. Pero tu
universo es la creación mental de una mente finita, mientras que el del TODO es la creación de una infinita. Las dos
son similares en clase, pero infinitamente diferentes en grado. Examinaremos más de cerca el proceso de creación y
manifestación, conforme procedamos. Pero éste es el punto a fijar en vuestras mentes en esta etapa: EL
UNIVERSO, Y TODO LO QUE CONTIENE, ES UNA CREACIÓN MENTAL DEL TODO. ¡Ciertamente, en verdad,
TODO ES MENTE!
«EL TODO crea en su mente infinita innumerables universos, que existen por eones de tiempo; y sin embargo,
para EL TODO, la creación, desarrollo, declinación y muerte de un millón de universos es como el tiempo del
parpadeo de un ojo.»
El Kybalion.
«La mente infinita del TODO es la matriz de los universos.»
El Kybalion.
El principio de género (ver Capítulo 1 y otros que seguirán) está manifestado en todos los planos de la vida
material, mental y espiritual. Pero como hemos dicho antes, «género» no significa «sexo» - el sexo es meramente
una manifestación material del género-. «Género» significa «relativo a la generación o creación».Y donde quiera
que algo se genera o crea, sobre cualquier plano, el principio de género debe estar manifestado. Y esto es verdad
incluso en la creación de universos.
Ahora bien, no saltéis a la conclusión de que estamos enseñando que hay un dios, o creador, macho y hembra.
Esa idea es meramente una distorsión de las antiguas enseñanzas sobre el tema. La verdadera enseñanza es que EL
TODO, en sí mismo, está por encima del género, como está por encima de toda otra ley, incluyendo las del tiempo y
el espacio. El es la ley, de donde proceden las leyes, y no está sujeto a ellas. Pero cuando EL TODO se manifiesta
sobre el plano de generación o creación, entonces actúa de acuerdo a la ley y el principio, pues se está moviendo
sobre un plano inferior de existencia. Y consecuentemente manifiesta el principio de género, en sus aspectos
masculino y femenino, sobre el plano mental, desde luego.
Esta idea puede pareceres alarmante a algunos de vosotros que la oís por primera vez, pero todos la habéis
realmente aceptado pasivamente en vuestras concepciones de cada día. Habláis de la paternidad de Dios, y la
maternidad de la Naturaleza de Dios, el Padre Divino, y la Naturaleza la madre universal- y habéis, por tanto,
reconocido instintivamente el principio de género en el universo. ¿No es así?
Pero la enseñanza hermética no implica una dualidad real -EL TODO es UNO-; los dos aspectos son meramente
aspectos de manifestación. La enseñanza es que el principio masculino manifestado por EL TODO se halla, en un
sentido, aparte de la creación mental real del universo. Proyecta su voluntad hacia el principio femenino (que
puede ser llamado «Naturaleza»), a lo que el último comienza el verdadero trabajo de la evolución del universo,
desde simples «centros de actividad» hasta el hombre, y después continuamente aún más arriba, todo de acuerdo
con leyes de la Naturaleza bien establecidas y firmemente forzosas. Si preferís las viejas figuras de pensamiento,
podéis pensar en el principio masculino como DIOS, el padre, y en el principio femenino como la NATURALEZA, la
madre universal, de cuya matriz han nacido todas las cosas. Esto es más que una mera figura poética del habla; es
una idea del proceso real de la creación del universo. Pero recordad siempre que EL TODO no es sino uno, y que
en su mente infinita el universo es generado, creado y existe.
Puede ayudaros a obtener la idea apropiada, si queréis aplicar la ley de correspondencia a vosotros mismos y a
vuestra propia mente. Sabéis que la parte de vosotros que llamáis «yo», en un sentido, se halla aparte y es testigo
de la creación de imá genes mentales en vuestra propia mente. La parte de vuestra mente en la que se lleva a cabo la
generación mental puede ser llamada el «mí», en distinción al «yo» que se halla aparte y presencia y examina los
pensamientos, ideas e imágenes del «mí». «Como es arriba, es abajo», recordad, y los fenómenos e un plano
pueden ser empleados para solucionar las quis icosas de planos más altos o más bajos.
¿Es extraño que vosotros, niños, sintáis esa reverencia instintiva por EL TODO, sentimiento al que llamamos
«religión», ese respeto y reverencia por EL PADRE MENTE? ¿Es extraño que, cuando consideráis los trabajos y
maravillas de la Naturaleza, seáis abrumados por una poderosa sensación que tiene sus raíces abajo en vuestro ser
más interno. Es la MADRE MENTE a la que estáis comprimiéndoos, como un bebé al pecho.
No cometáis el error de suponer que el pequeño mundo que veis,alrededor vuestro -la Tierra, que es un mero
grano de polvo en el universo- es el universo mismo. Hay millones sobre millones de tales mundos, y mayores. Y
hay millones de millones de tales universos en existencia dentro de la mente infinita del TODO. E incluso en
nuestro propio pequeño sistema solar hay regiones y planos de vida mucho más elevados que los nuestros, y seres
comparados con los cuales nosotros mortales ligados a la tierra somos como las legamosas formas de vida que
habitan sobre el lecho del océano cuando se comparan con el hombre. Hay seres con poderes y atributos
superiores a lo que el hombre haya soñado nunca que poseyeran los dioses. Y sin embargo estos seres fueron una
vez como vosotros, y aun inferiores, y vosotros seréis igual que ellos, y aun superiores, con el tiempo, pues tal es
el destino del hombre tal como es referido por los iluminados.
Y la muerte no es real, incluso en el sentido relativo -no es sino nacimiento a una nueva vida - e iréis adelante, y
adelante, y adelante, a planos de vida superiores y más altos todavía, por eones sobre eones de tiempo. El
universo es vuestro hogar, y exploraréis sus más alejados escondrijos antes del fin del tiempo. Estáis habitando en
la mente infinita del TODO, y vuestras posibilidades y oportunidades son infinitas, tanto en tiempo como en
espacio. Y al final del gran ciclo de eones, cuando EL TODO atraiga de vuelta hacia sí todas sus creaciones, iréis
contentos, pues entonces seréis capaces de conocer toda la verdad de ser uno con EL TODO. Tal es el dictamen
de los iluminados -aquellos que han avanzado mucho a lo largo del sendero.
Y, mientras tanto, descansad caímos y serenos; estáis a salvo y protegidos por el poder infinito del PADREMENTE.
«Dentro del padre -madre mente, los niños mortales están en el hogar.»
El Kybalion.
«No hay ni uno sin padre ni madre en el universo.»
El Kybalion.
CAPÍTULO VI
LA PARADOJA DIVINA
«Los medio-sabios, reconociendo la irrealidad relativa del universo, imaginan que pueden desafiar sus leyes;
tales son tontos vanos y presuntuosos, y se estrellan contra las rocas y son rotos en pedazos por los elementos en
razón de su locura. Los verdaderamente sabios, conociendo la naturaleza del universo, usan la ley contra las leyes;
lo superior contra lo inferior; y por el arte de la alquimia transmutan lo que es indeseable en lo que es apreciable, y
así triunfan. La maestría no consiste en sueños anormales, visiones, e imaginaciones o vivencias fantásticas, sino
en usar las fuerzas superiores contra las inferiores, escapando a los sufrimientos de los planos inferiores vibrando
en los superiores. La transmutación, no la negación presuntuosa, es el arma del maestro.»
El Kybalion.
Ésta es la paradoja del universo, resultante del principio de polaridad que se manifiesta cuando EL TODO
comienza a crear -atención a ella, pues señala la diferencia entre la media-sabiduría y la sabiduría-. Mientras que
para EL TODO INFINITO, el universo, sus leyes, sus poderes, su vida, sus fenómenos, son como cosas
observadas en el estado de meditación o sueño; sin embargo, para todo lo que es finito, el universo debe ser
tratado como real, y la vida, y la acción, y el pensamiento, deben estar basados sobre ello, acordemente, aunque
siempre con una comprensión de la verdad superior. Cada uno de acuerdo con su propio plano y leyes. Fuera EL
TODO a imaginar que el universo fuese en verdad real, entonces pobre del universo, pues no habría entonces
escape desde lo inferior a lo superior, en dirección hacia lo divino -entonces el universo se volvería fijo y el
progreso se volvería imposible-. Y si el hombre, debido a la media -sabiduría, actúa y vive y piensa en el universo
como meramente un sueño (semejante a sus propios sueños finitos) entonces en verdad que se convierte en eso
para él, y como un sonámbulo tropieza siempre dando vueltas y vueltas en un círculo, no haciendo ningún
progreso, y siendo forzado al final a un despertar al caer magullado y vertiendo sangre sobre las leyes naturales
que ignoró. Mantened vuestra mente siempre en la estrella, pero dejad que vuestros ojos observen vuestras
pisadas, no sea que caigáis en el cieno en razón de vuestra mirada dirigida hacia arriba. Recordad la paradoja
divina, de que "entras que el universo NO ES, aún ES. Recordad siempre los dos polos de la verdad -el absoluto y
el relativo-. Cuidado con las medias-verdades.
Lo que los hermetistas conocen como «la ley de la paradoja» es un aspecto del principio de polaridad. Los
escritos herméticos están llenos con referencias a la aparición de la paradoja en la consideración de los problemas
de la vida y el ser. Los instructores están advirtiendo constantemente a sus estudiantes contra el error de omitir el
«otro lado» de cualquier cuestión. Y sus advertencias están dirigidas particularmente a los problemas de lo
absoluto y lo relativo, que dejan perplejos a todos los estudiantes de filosofía, y que hacen a tantos pensar y
actuar contrariamente a lo que se conoce generalmente como «sentido común». Y precavernos a todos los
estudiantes que estén seguros de captar la paradoja divina de lo absoluto y relativo, no sea que se queden
embrollados en el lodazal de la media -verdad. Esta lección particular ha sido escrita con esto a la vista. ¡Leedla
cuidadosamente!
El primer pensamiento que le viene al hombre que piensa después de que realiza la verdad de que el universo es
una creación mental del TODO, es que el universo y todo lo que contiene es una mera ilusión, una irrealidad, idea
contra la que su instinto se rebela. Pero ésta, como todas las otras grandes verdades, debe ser considerada tanto
desde el punto de vista absoluto como relativo. Desde el punto de vista absoluto, desde luego, el universo es de la
naturaleza de una ilusión, un sueño, una fantasmagoría, cuando se compara con EL TODO en sí mismo.
Reconocemos esto incluso en nuestro punto de vista ordinario, pues hablamos del mundo como «un fugaz
espectáculo» que va y viene, nace y muere, pues el elemento de imperrnanencia y cambio, finitud e
insustancialidad, debe estar siempre conectado con la idea de un universo creado cuando se contrasta con la idea
del TODO, no importa cuáles puedan ser nuestras creencias concernientes a la naturaleza de ambos. Filósofo,
metafísico, científico y teólogo coinciden todos sobre esta idea, y el pensamiento se encuentra en todas las clases
de pensamiento filosófico y concepciones religiosas, así como en las teorías de las respectivas escuelas de
metafísica y teología.
Así que las enseñanzas herméticas no predican la insustancialidad del universo en n inguno de los términos más
fuertes que aquellos que os son más familiares, aunque su presentación del tema pueda parecer algo más
sobrecogedora. Todo lo que tiene un conúenzo y un final debe ser, en un sentido, irreal y falso, y el universo cae
bajo la regla, en todas las escuelas de pensarmento. Desde el punto de vista absoluto, no hay nada real excepto EL
TODO, no importa qué términos podamos usar al pensar en o discutir el asunto. Sea que el universo esté creado de
materia, o sea una creación mental e n la mente del TODO, es insustancial, no duradero, una cosa de tiempo, espacio
y cambio. Queremos que realicéis este hecho concienzudamente, antes de pasarle juicio a la concepción hermética
de la naturaleza mental del universo. Pensad sobre cualquiera y todas de las otras concepciones, y ved si esto no
es verdad de ellas.
Pero el punto de vista absoluto muestra meramente un lado del cuadro -el otro lado es el relativo-. La verdad
absoluta ha sido definida como «las cosas tal como la mente de Dios las conoce», mientras que la verdad relativa es
«las cosas tal como la razón más elevada del hombre las entiende». Y así mientras que para EL TODO el universo
debe ser irreal e ilusorio, un mero sueño o el resultado de una meditacion; no obstante, para las ment es finitas que
forman una parte de ese universo, y lo ven a través de facultades mortales, el universo es muy real en verdad, y
debe ser considerado así. Al reconocer el punto de vista absoluto, no debemos cometer el error de ignorar o negar
los hechos y fenómenos del universo tal como se presentan a nuestras facultades mortales -no somos EL TODO,
recordad.
Para tomar ilustraciones familiares, todos reconocemos el hecho de que la materia «existe» para nuestros
sentidos -lo pasaríamos mal si no lo hiciéramo s -. Y sin embargo, incluso nuestras mentes finitas entienden el dicho
científico de que no hay tal cosa como la materia desde un punto de vista científico; lo que llamamos materia se
sostiene que es meramente una agregación de átomos, átomos que son en sí mismos meramente un agrupamiento
de unidades de fuerza, llamadas electrones o «iones», vibrando y en constante moción circular. Golpeamos una
piedra y sentimos el impacto; parece ser real, pese a que sabemos que es meramente lo que hemos establecido
arriba. Pero recordad que nuestro pie, que siente el impacto por medio de nuestros cerebros, es igualmente materia,
constituido por tanto de electrones, y en cuanto a eso también nuestros cerebros. Y, en el mejor de los casos, si no
fuera por nuestra mente, no sabríamos del pie o de la piedra en absoluto.
Entonces de nuevo, el ideal del artista o escultor, que está tratando de reproducir en piedra o lienzo, le parece a
él muy real. Igual lo hacen los caracteres en la mente del autor, o dramaturgo, que busca expresar de modo que
otros puedan reconocerlos. Y si esto es verdad en el caso de nuestras mentes finitas, ¿cuál debe ser el grado de
realidad en las imágenes mentales creadas en la mente del infinito? Oh, amigos, para los mortales este universo de
mentalidad es muy real en verdad; es el único que podemos conocer nunca, aunque nos elevemos de plano a plano,
cada vez más arriba en él. Para conocerlo de otro modo, por verdadera experiencia, tenemos que ser EL TODO
"sino. Es verdad que cuanto más alto nos elevemos en la escala -cuanto más cerca nos llegamos de «la mente del
padre» más evidente se vuelve la naturaleza ilusoria de las cosas finitas, pero la visión no se desvanece realmente
hasta que EL TODO nos absorbe finalmente hacia sí.
Así que no necesit amos detenernos sobre el carácter de ilusión. Más bien, reconociendo la naturaleza real del
universo, busquemos entender sus leyes mentales, y esforcémonos por usarlas hasta su mejor efecto en nuestro
progreso hacia arriba a través de la vida, conforme viajamos de plano a plano de existencia. Las leyes del universo
no son menos «leyes de hierro» por su naturaleza mental. Todo, excepto EL TODO, está atado por ellas. Lo que
hay EN LA MENTE INFINITA DEL TODO es REAL en un grado segundo sólo a esa realidad misma que está
investido en la naturaleza del TODO.
Así que no os sintáis inseguros o temerosos, estamos SOSTENIDOS FIRMEMENTE EN LA MENTE INFINITA
DEL TODO, y no hay nada que nos hiera o que hayamos de temer. No hay ningún poder fuera del TODO para
afectamos. Así que debemos descansar calmos y seguros. Entonces «calmos y apaciblemente dormimos, mecidos
en la cuna de lo profundo», reposando a salvo en el seno del océano de mente infinita, que es EL TODO. En EL
TODO, en verdad, «vivimos y nos movemos y t enemos nuestro ser».
La materia es de todos modos materia para nosotros, mientras habitamos en el plano de la materia, aunque
sabemos que es meramente una agregación de «electrones», o partículas de fuerza, vibrando rápidamente y girando
una alrededor de la otra en las formaciones de los átomos; los átomos a su vez vibrando y girando, fonnando
moléculas, las cuales a su vez forman masas mayores de materia. No se vuelve la materia menos materia cuando
seguimos la pesquisa aún más lejos, y aprendemos de las enseñanzas herméticas que la «fuerza» de la que los
electrones no son sino unidades es meramente una manifestación de la mente del TODO, y como todo lo demás en
el universo es puramente mental en su naturaleza. Mientras estemos en el plano de la materia, debemos reconocer
sus fenómenos; podemos controlar la materia (como lo hacen todos los maestros de mayor o menor grado), pero lo
hacemos así aplicando las fuerzas superiores. Cometemos una insensatez cuando intentamos negar la existencia de
la materia en el aspecto relativo. Podemos negar su dominio sobre nosotros -y eso correctamente-, pero no
deberíamos intentar ignorarla en su aspecto relativo, al menos mientras residamos sobre su plano.
Ni se vuelven las leyes de la Naturaleza menos constantes o efectivas cuando sabemos, igualmente, que son
meramente creaciones mentales. Ellas tienen pleno efecto en los diversos planos. Superamos las leyes inferiores,
aplicando unas aún superiores -y sólo de este modo-. Pero no podemos escapar a la ley o elevamos por encima de
ella enteramente. Nada sino EL TODO puede escapar a la ley -y eso porque EL TODO es la LEY en sí, de donde
emergen todas las leyes-. Los maestros más avanzados pueden adquirir los poderes usualmente atribuidos a los
dioses de los hombres; y hay incontables rangos de ser, en la gran jerarquía de la vida, cuyo ser y poder trasciende
incluso el de los más elevados maestros entre los hombres hasta un grado impensable por los mortales, pero
incluso el más elevado maestro, y el más elevado ser, deben inclinarse ante la ley, y ser como nada ante el ojo del
TODO. Así que si incluso estos seres los más elevados, cuyos poderes exceden incluso aquellos atribuidos por
los hombres a sus dioses; si incluso éstos están ligados y subordinados a la ley, imaginad entonces la presunción
del hombre mortal, de nuestra raza y grado, cuando osa considerar las leyes de la Naturaleza como «irreales»,
visionarias e ilusorias, porque resulta ser capaz de captar la verdad de que las leyes son mentales en naturaleza, y
s implemente creaciones mentales del TODO. Esas leyes que EL TODO pretende que sean leyes gobernantes no
han de ser desafiadas o argüidas. Mientras el universo dure, ellas durarán, pues el universo existe por virtud de
estas leyes que forman su armazón y lo mantienen junto.
El principio hermético de mentalismo, mientras que explica la verdadera naturaleza del universo sobre el
principio de que todo es mental, no cambia las concepciones científicas del universo, la vida o la evolución. De
hecho, la ciencia meramente corrobora las enseñanzas herméticas. Las últimas meramente enseñan que la
naturaleza del universo es «mental», mientras que la ciencia moderna ha enseñado que es «material»; o
(últimamente) que es «energía» en el último análisis. Las enseñanzas herméticas no tienen ningún fallo que
encontrar en el principio básico de Herbert Spencer que postula la existencia de una «energía infinita y eterna, de
donde proceden todas las cosas». De hecho, los herméticos reconocen en la filosofía de Spencer la más elevada
afirmación externa del funcionamiento de las leyes naturales que haya sido nunca promulgada, y creen que Spencer
ha sido una reencarnación de un antiguo filósofo que residió en el antiguo Egipto hace miles de años, y que
posteriormente encamó como Heráclito, el filósofo griego que vivió en el 500 a. de J. C. Y consideran su afinnación
de la «energía infinita y eterna» como directamente en la línea de las enseñanzas herméticas, siempre con la adición
de su propia doctrina de que su «energía» es la energía de la mente del TODO. Con la llave maestra de la filosofía
hermética, el estudiante de Spencer será capaz de abrir las muchas puertas de las concepciones filosóficas internas
del gran filósofo inglés, cuya obra muestra los resultados de la preparación de sus encarnaciones anteriores. Sus
enseñanzas concernientes a la evolución y el ritmo están casi en perfecto acuerdo con las enseñanzas herméticas
concernientes al principio de ritmo.
Así que el estudiante de las enseñanzas herméticas no necesita dejar a un lado ninguna de sus acariciadas
visiones científicas concernientes al universo. Todo lo que se le pide hacer es captar el principio subyacente de
que «EL TODO es mente; el universo es mental, sostenido en la mente del TODO». Encontrará que los otros seis
de los siete principios se «ajustarán» en su conocimiento científico, y servirán para extraer puntos oscuros y arrojar
luz en rincones sombríos. Esto no ha de extrañarnos, cuando realizamos la influencia del pensamiento hermético en
los primitivos filósofos de Grecia, sobre cuyos fundamentos de pensamiento descansan ampliamente las teorías de
la ciencia moderna. La aceptación del primer principio hermético (rnentalismo) es el único gran punto de diferencia
entre la ciencia moderna y los estudiantes herméticos, y la ciencia está moviéndose gradualmente hacia la posición
hermética en su tantear en la oscuridad por una vía de salida del laberinto en el que ha vagado en su búsqueda por
la realidad.
El propósito de esta lección es imprimir sobre las mentes de nuestros estudiantes el hecho de que, para todas
las intenciones y propósitos, el universo y sus leyes, y sus fenómenos, son tan REALES, hasta donde el hombre
está concernido, como lo serían bajo las hipótesis del materialismo o el energismo. Bajo cualquier hipótesis el
universo en su aspecto externo es cambiante, siempre fluyente y transitorio -y por consiguiente, vacío de
sustancialidad y realidad-. Pero (notad el otro polo de la verdad) bajo cualquiera de las mismas hipótesis, estarnos
compelidos a ACTUAR Y VIVIR como si las cosas fugaces fuesen reales y sustanciales. Con esta diferencia,
siempre, entre las diversas hipótesis que bajo las viejas visiones el plano mental era ignorado como una fuerza
natural, mientras que bajo el mentalismo se convierte en la fuerza natural más grande. Y esta única diferencia
revoluciona la vida, a aquellos que entienden el principio y sus leyes y práctica resultantes.
Así que, finalmente, estudiantes todos, captad la ventaja del mentalismo, y aprended a conocer, usar y aplicar las
leyes que resultan de él. Pero no os rindáis a la tentación que, como establece El Kybalion, sobreviene a los
medio -sabios y les hace ser hipnotizados por la aparente irrealidad de las cosas, siendo la consecuencia que vagan
como gente de sueños habitando en un mundo de sueños, ignorando el trabajo práctico y la vida del hombre,
siendo el fin que «se estrellan contra las rocas y son rotos en pedazos por los elementos, en razón de su locura».
Seguid más bien el ejemplo de los sabios, de los que la misma autoridad establece que «usan la ley contra las leyes;
lo superior contra lo inferior; y por el arte de la alquimia transmutan lo que es indeseable en lo que es apreciable, y
así triunfan». Siguiendo a la autoridad, evitemos la media-sabiduría (que es locura) que ignora la verdad de que:
«La maestría no consiste en sueños anormales, visiones e imaginaciones o vivencias fantásticas, sino en usar las
fuerzas superiores contra las inferiores, escapando a los sufrimientos de los planos inferiores vibrando en los
superiores.» Recuerda siempre, estudiante, que «la mutación, no la negación presuntuosa, es el arma del maestro».
Las acotaciones de arriba son de El Kybalion, y son merecedoras de ser confiadas a la memoria por el estudiante.
No vivimos en un mundo de sueños, sino en un universo que, mientras que relativo, es real hasta donde
nuestras vidas y acciones están concemidas. Nuestra ocupación en el universo no es negar su existencia, sino
VIVIR, usando las leyes para elevarnos de lo inferior a lo superior -continuar viviendo, haciéndolo lo mejor que
podemos bajo las circunstancias que surgen cada día, y viviendo, hasta donde es posible, conforme a nuestras
ideas e ideales más elevados. El verdadero significado de la vida no es conocido por los hombres en este plano -si
es que, en verdad, en alguno-, pero las más elevadas autoridades, y nuestras propias intuiciones, nos enseñan que
no cometeremos ningún error al vivir conforme a lo mejor que hay en nosotros, hasta donde es posible, y realizando
la tendencia universal en la misma dirección, a pesar de aparentes evidencias de lo contrario. Estamos todos en el
sendero -y la ruta conduce siempre hacia arriba, con frecuentes lugares de descanso.
Leed el mensaje de El Kybalion -y seguid el ejemplo de «los sabios»- evitando el error de los «medio-sabios» que
perecen por razón de su locura.
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