CAPITULO 4 SEGUNDA PARTE LOS BRUJOS HABLAN
EDUCACIÓN Y DOMINIO DEL CORAZÓN
Nada hay qué condicione tanto la vida de un individuo como sus sentimientos o estados de ánimo, ya que son éstos como la vibración básica que marca el camino que se toma cada día. Según el estado de ánimo es la calidad de la vibración magnética que se manifestará en el día. Desgraciadamente nuestros sentimientos están condicionados, en gran medida, por las sugestiones buenas o malas que estamos recibiendo a cada instante, conjunto de vibraciones que al combinarse dan nacimiento a un estado anímico. Los sentimientos son vibraciones sumamente fuertes que pueden actuar destructiva o constructivamente. La tristeza, la melancolía, el odio, los celos, son vibraciones terriblemente destructivas que pueden llegar a envenenar la sangre de una persona hasta destruirla. Es notoria la influencia de los estados anímicos sobre la expresión del rostro, por ejemplo, que llega a desfigurarse completamente bajo la influencia de un estado anímico negativo. Si las mujeres supieran que cada sentimiento de pesar, tristeza y depresión deja su marca en la cara, evitarían cuidadosamente caer en estados depresivos.
Cuando nos encontramos con una persona cuyo estado anímico habitual es de tristeza, nos traspasa su vibración y sin quererlo nos sentimos deprimidos.
Los que mantienen constantemente un estado de alegría y amor son verdaderos diseminadores de vibraciones positivas de dicha, bienestar y tranquilidad.
Habitualmente el ser humano vive esclavo de sus sentimientos, ya que éstos le imponen determinados estados vibratorios a los cuales éste debe ajustarse. Esta particularidad de vivir supeditado a los sentimientos provoca una notable deformación de la percepción al producirse una distorsión por la tonalidad del sentimiento dominante. Es posible percibir objetivamente sólo cuando se ha educado el foco anímico. A causa de la gran influencia de los sentimientos sobre la razón y el juicio, al individuo le resulta casi imposible juzgar y evaluar correctamente. Si agregamos a esto la influencia de la personalidad veremos la imposibilidad de que un hombre en su estado habitual vea la verdad. A causa de esto se cometen tantos errores y resulta tan difícil encauzar la vida hacia donde se quiere.
Hay personas que llevan una desgraciada existencia porque sus estados de ánimo oscilan constantemente de lo positivo a lo negativo. Estos pobres seres llevan una existencia atormentada porque no se encuentran a sí mismos en ningún momento, ya que cuando logran penetrar un estado anímico para llegar al fondo de sí mismos ya han oscilado al otro extremo, y les ocurre lo mismo que a un perro cuando trata de morderse la cola.
Otra de las enfermedades anímicas más terribles es la hipersensibilidad. Quienes la padecen se sienten heridos y ofendidos por todo, creen que todo va dirigido a molestarlos, que el mundo entero confabula en contra de ellos. No se les puede hacer una broma porque sencillamente no la entienden y creen firmemente que se les quiso molestar. Por lo general tras esta actitud hay un profundo egoísmo. El afectado vive pendiente de sí mismo y cree que es el centro del mundo y como tal todos están obligados a servirlo, a considerarlo, a respetarlo y a comprenderlo. Cuando se encuentra con que los demás no lo sirven ni lo consideran como él quisiera, sufre profundamente y se siente muy desgraciado, proclamando que “nadie lo comprende” y que “está solo en el mundo”. Siempre espera que los demás vayan hacia él. En el matrimonio son profundamente desgraciados, porque esperan que su campanero o compañera renuncie a su propia vida y personalidad para vivir pendiente de él.
¿Qué ha llevado a esta persona a este estado? Posiblemente un hogar dividido donde faltó el cariño de sus padres y ahora que es adulto tiene una exagerada necesidad de cariño, preocupación y atención.
Son muchas las deformaciones de la personalidad a que llevan los sentimientos desbocados, pero todas se pueden corregir empleando la voluntad dirigida por la conciencia.
Se debe hacer del corazón un órgano consciente e inteligente a fin de que dé cabida solamente a sentimientos superiores.
A fin de lograr la serenidad anímica se deben evitar los extremos, o sea, la alegría desenfrenada y la tristeza exagerada. Una actitud de calma, paz y tranquilidad debe imperar como sentimiento dominante.
Se deben cultivar el aplomo, el valor y la sangre fría hasta llegar a fortalecer el corazón para que nada pueda herirlo o alterarlo. Solamente con plena conciencia permitirle desbordes de amor o alegría.
Para realizar esto, se debe meditar frecuentemente en el corazón concentrando fuertemente el pensamiento en él y pensando que allí reina la serenidad total y completa.
El amor fraternal o cristiano bien sentido es una poderosa ayuda para lograr la tranquilidad. Si constantemente se emiten sentimientos de amor hacia los demás se les hace un bien ocultamente ya que al recibir esta vibración se despertará en ellos un sentimiento similar.
Amaos los unos a los otros se debe practicar en toda la extensión de la palabra, sin distinción de raza, clase o color.
Nada hay qué condicione tanto la vida de un individuo como sus sentimientos o estados de ánimo, ya que son éstos como la vibración básica que marca el camino que se toma cada día. Según el estado de ánimo es la calidad de la vibración magnética que se manifestará en el día. Desgraciadamente nuestros sentimientos están condicionados, en gran medida, por las sugestiones buenas o malas que estamos recibiendo a cada instante, conjunto de vibraciones que al combinarse dan nacimiento a un estado anímico. Los sentimientos son vibraciones sumamente fuertes que pueden actuar destructiva o constructivamente. La tristeza, la melancolía, el odio, los celos, son vibraciones terriblemente destructivas que pueden llegar a envenenar la sangre de una persona hasta destruirla. Es notoria la influencia de los estados anímicos sobre la expresión del rostro, por ejemplo, que llega a desfigurarse completamente bajo la influencia de un estado anímico negativo. Si las mujeres supieran que cada sentimiento de pesar, tristeza y depresión deja su marca en la cara, evitarían cuidadosamente caer en estados depresivos.
Cuando nos encontramos con una persona cuyo estado anímico habitual es de tristeza, nos traspasa su vibración y sin quererlo nos sentimos deprimidos.
Los que mantienen constantemente un estado de alegría y amor son verdaderos diseminadores de vibraciones positivas de dicha, bienestar y tranquilidad.
Habitualmente el ser humano vive esclavo de sus sentimientos, ya que éstos le imponen determinados estados vibratorios a los cuales éste debe ajustarse. Esta particularidad de vivir supeditado a los sentimientos provoca una notable deformación de la percepción al producirse una distorsión por la tonalidad del sentimiento dominante. Es posible percibir objetivamente sólo cuando se ha educado el foco anímico. A causa de la gran influencia de los sentimientos sobre la razón y el juicio, al individuo le resulta casi imposible juzgar y evaluar correctamente. Si agregamos a esto la influencia de la personalidad veremos la imposibilidad de que un hombre en su estado habitual vea la verdad. A causa de esto se cometen tantos errores y resulta tan difícil encauzar la vida hacia donde se quiere.
Hay personas que llevan una desgraciada existencia porque sus estados de ánimo oscilan constantemente de lo positivo a lo negativo. Estos pobres seres llevan una existencia atormentada porque no se encuentran a sí mismos en ningún momento, ya que cuando logran penetrar un estado anímico para llegar al fondo de sí mismos ya han oscilado al otro extremo, y les ocurre lo mismo que a un perro cuando trata de morderse la cola.
Otra de las enfermedades anímicas más terribles es la hipersensibilidad. Quienes la padecen se sienten heridos y ofendidos por todo, creen que todo va dirigido a molestarlos, que el mundo entero confabula en contra de ellos. No se les puede hacer una broma porque sencillamente no la entienden y creen firmemente que se les quiso molestar. Por lo general tras esta actitud hay un profundo egoísmo. El afectado vive pendiente de sí mismo y cree que es el centro del mundo y como tal todos están obligados a servirlo, a considerarlo, a respetarlo y a comprenderlo. Cuando se encuentra con que los demás no lo sirven ni lo consideran como él quisiera, sufre profundamente y se siente muy desgraciado, proclamando que “nadie lo comprende” y que “está solo en el mundo”. Siempre espera que los demás vayan hacia él. En el matrimonio son profundamente desgraciados, porque esperan que su campanero o compañera renuncie a su propia vida y personalidad para vivir pendiente de él.
¿Qué ha llevado a esta persona a este estado? Posiblemente un hogar dividido donde faltó el cariño de sus padres y ahora que es adulto tiene una exagerada necesidad de cariño, preocupación y atención.
Son muchas las deformaciones de la personalidad a que llevan los sentimientos desbocados, pero todas se pueden corregir empleando la voluntad dirigida por la conciencia.
Se debe hacer del corazón un órgano consciente e inteligente a fin de que dé cabida solamente a sentimientos superiores.
A fin de lograr la serenidad anímica se deben evitar los extremos, o sea, la alegría desenfrenada y la tristeza exagerada. Una actitud de calma, paz y tranquilidad debe imperar como sentimiento dominante.
Se deben cultivar el aplomo, el valor y la sangre fría hasta llegar a fortalecer el corazón para que nada pueda herirlo o alterarlo. Solamente con plena conciencia permitirle desbordes de amor o alegría.
Para realizar esto, se debe meditar frecuentemente en el corazón concentrando fuertemente el pensamiento en él y pensando que allí reina la serenidad total y completa.
El amor fraternal o cristiano bien sentido es una poderosa ayuda para lograr la tranquilidad. Si constantemente se emiten sentimientos de amor hacia los demás se les hace un bien ocultamente ya que al recibir esta vibración se despertará en ellos un sentimiento similar.
Amaos los unos a los otros se debe practicar en toda la extensión de la palabra, sin distinción de raza, clase o color.
EDUCACIÓN Y DOMINIO DE LA IMAGINACIÓN
Corrientemente, es la imaginación la que domina en forma completa al hombre impulsándolo a realizar todo aquello que se forma en ella. Al igual que el corazón, la imaginación es poderosamente influida por las sugestiones que se reciben a cada instante desde el exterior.
La imaginación es una especie de espejo que reproduce una imagen, basada en la información que recibe de los sentidos. Según sea esta imagen, serán las órdenes que emitirá el cerebro para ser ejecutadas como acciones concretas.
Según la claridad de la imagen mental que refleja la imaginación, será la capacidad que tendrá el individuo de juzgar correcta o incorrectamente la información recibida por los sentidos. Cuando la imagen mental es borrosa se produce confusión y desorientación debido a que no se perfila como un todo la información que se ha recibido.
Esta falta de claridad imaginativa se debe generalmente a la limitación de los sentidos que solamente perciben una estrecha gama de fenómenos.
Lo más importante que debemos tomar en cuenta al considerar la imaginación, es que la imaginación es creadora y a fuerza de repetir una misma imagen llega a plasmarla como una realidad física, concreta y tangible.
Es por esto que las víctimas de su propia imaginación desbocada son incontables, ya que imaginan mil cosas distintas en el día dispersando completamente su poder mental, que será incapaz de llevar a cabo una realización concreta.
Cuántas personas se quejan constantemente de su “mala suerte” y se lamentan amargamente de mil enfermedades distintas que sólo existen en su mente provocando con estos estados imaginativos una segura posibilidad de que se realice efectivamente aquello que han imaginado. A la larga, vemos que así sucede, y que muchas cosas desagradables se ponen en su camino, que les ocurren los más extraños e increíbles percances. Es entonces cuando. dicen: “qué habré hecho yo para que Dios me castigue en esta forma”, y en su ceguera no se dan cuenta de que ellas mismas se han creado aquellos males que las aquejan. Dios no castiga a nadie, ya que es todo amor y todo bondad. Es el hombre el que ignorante de las leyes de la Naturaleza se va poniendo obstáculos en su propio camino.
Desde el punto de vista de la lucha por la existencia y la conquista de la fortuna, es notable observar que con no poca frecuencia individuos de una fogosa y fértil imaginación se arrastran por la vida sin lograr realizar lo que anhelan. En cambio, otros de escasa imaginación e inteligencia, pero fuertes y tenaces se abren camino y conquistan los más altos sitiales. Esto se debe a que el imaginativo, por lo común, dilapida su fuerza mental creadora a través de su incontrolado imaginación, y como resultado de ello las más de las veces le falta el poder mental necesario para convertir sus ideas en realidad.
Es indispensable alcanzar un dominio lo más completo posible sobre la imaginación, para lo cual se debe practicar la concentración mental, el orden, la calma y la paciencia.
Desterrar completamente la mala costumbre, de dejar vagar el pensamiento procediendo en cambio a pensar solamente en lo que se está haciendo en el momento.
El ejercicio más importante para llegar a controlar la imaginación es el siguiente: dejar la mente en blanco por 5 ó 10 minutos. Sentado o tendido en la cama se procede a respirar profundamente tratando de relajar todos los músculos del cuerpo. Una vez que se ha logrado la relajación se procura detener completamente la actividad mental hasta llegar a dejar la imaginación totalmente en blanco. La respiración es de gran ayuda para esto, ya que bajando el ritmo respiratorio, o sea, respirando muy lento se produce inmediatamente la calma mental
USO DE LOS PODERES DE LA MENTE
Todo es mente; el universo es mental, es la clave maestra que nos permitirá conocer todos los arcanos y penetrar hasta el corazón mismo del Gran Padre-Madre universal, o sea Dios. Consideremos la mente como la energía primordial o única de la cual todo nace y a la cual todo vuelve. De materia mental está formado el espíritu de un hombre, de mente están constituidos los minerales, los vegetales, planetas, galaxias y todo lo que existe en el Universo. Mente es la realidad inmortal que se oculta tras las apariencias. Es la esencia de todo lo que existe, sea esto animal, mineral u hombre. Como manifestación consciente produce la maravilla del pensamiento humano.
La mente es el instrumento más poderoso que posee el ser humano. La fuerza del pensamiento crea en el mundo mental o plano arquetípico una forma de pensamiento que si es mantenida por suficiente tiempo se materializará en forma concreta. El ocultista o mago mental es un hombre que aprendió a manejar la materia-mente por medio de su pensamiento. Así como en el plano físico podemos tocar y ver todos los objetos materiales, así en el plano de la mente es posible tocar y ver los pensamientos. En el plano mental un pensamiento es un objeto material tan sólido como puede serlo una roca en lo físico.
Cada persona tiene lo que podemos llamar su edificio mental que es el campo magnético de fuerza que se ha construido con la suma total de los pensamientos que ha tenido en su vida. Según la calidad de este edificio mental es la calidad de lo que este hombre encontrará en la vida.
Un pensamiento negativo, aunque dure solamente minutos, influye poderosamente en la vida de aquél que lo ha concebido.
Se comprenderá mejor esta afirmación al estudiar la naturaleza misma del pensamiento, que es similar a una onda de radio. Al pensar se emiten ondas de una vibración acorde a lo imaginado. Vivimos en un verdadero océano mental o mar de vibraciones de pensamientos de diversa índole, pensamientos que captamos apenas nos ponemos en su longitud de onda. Si en un momento dado tenemos un pensamiento de desaliento, estamos sintonizando nuestro receptor mental en la onda del desaliento, y captaremos todos los pensamientos depresivos que están vibrando en la atmósfera, y en vez de tener una carga negativa de diez unidades, por ejemplo, tendremos una mil veces mayor.
De ahí la importancia de tener solamente pensamientos positivos, de ser optimistas, para absorber elementos también positivos de fuerza y energía.
En este capítulo daremos las claves para actuar conscientemente en el plano de la mente, para emplear nuestra poderosa fuerza mental, pero estas claves las captará solamente el que sepa leer entre líneas, el que esté preparado para ver y conocer la verdad.
Si su aspiración hacia la verdad, el amor y el bien universal es suficientemente fuerte, se pondrá en contacto en los planos invisibles con el poder oculto que lo guiará y encauzará para que consiga lo que desea.
El que no está preparado para llegar a la verdad y penetrar en el santuario de Isis, encontrará solamente palabras, oscuridad y vacío.
El plano mental es igual a una matriz donde se forma, desarrolla y concibe la simiente que allí penetra. Una vez que se deposita una simiente en esta gigantesca matriz tendrá fatalmente que fructificar en un plazo acorde a su magnitud.
Nada más cierto que el aforismo popular que dice: “el que siembra vientos cosecha tempestades”.
Cuídate mucho de no sembrar malos pensamientos en la Gran Madre, ya que encontrarás dolor, desesperación y sufrimiento, porque ella todo lo concibe, tanto lo bueno como lo malo, y te entrega después el fruto de lo que en ella has depositado.
Emite solamente pensamientos de amor, éxito, bien, abundancia y prosperidad. Desea siempre lo mejor a tu prójimo.
Jamás lances maldiciones o malas palabras, ya que a su debido tiempo serán materializadas.
Existen sí, algunas condiciones especiales para que se lleve a cabo este acto de creación o connubio entre la mente del hombre y la materia mental, y una de ellas consiste en que sea fecunda la simiente que se deposite.
El cómo fecundizar esta semilla es algo que debe descubrir cada cual por medio de la meditación y practicando el amor y el servicio al prójimo.
Este poder mental es el que poseían Adán y Eva en el Paraíso, o sea, la capacidad de crear con su mente todo lo que ellos querían, poder que perdieron al comer el fruto prohibido.
El estudiante que quiere valerse de su poder mental debe tener en cuenta las siguientes leyes: todo lo que vemos en la tierra como fenómenos tangibles son manifestaciones de energía-mente en diferentes estados vibratorios. Todo vibra, todo es mente en vibración. Una piedra vibra, una manzana vibra, un sentimiento es una vibración, todo, absolutamente todo lo que existe en el Universo es una vibración. El arte de influir sobre los acontecimientos consiste en el adecuado manejo de las vibraciones.
La transmutación mental es el verdadero poder del iniciado, poder que le permite cambiar las vibraciones no deseables por aquellas deseadas.
El odio puede transmutarse en amor, la indiferencia en interés, la cobardía en valor, la escasez en abundancia, la desgracia en felicidad.
Todo es susceptible de ser transformado mediante el cambio de sus vibraciones básicas. De allí la tradición alquímica, de la transmutación del plomo en oro, símbolo que ocultaba la transformación de los elementos animales del hombre en oro espiritual
Cada persona tiene su vibración dominante que es cual dial selector que sintoniza al individuo con vibraciones similares. Quien vibra en dolor encuentra el dolor. Quien vibre en pobreza encuentra la pobreza. Quien vibra en enfermedad encuentra la enfermedad. Quien vibra en amor encuentra el amor. Quien vibra en odio recibe odio. Ama y serás amado. Odia y seréis odiado. Desprecia y serás despreciado.
Piensa constantemente en la sabiduría, el amor y la verdad y te harás acreedor a la verdadera sabiduría de los iniciados, sabiduría que está más allá del bien y del mal, más allá de la vida y de la muerte, más allá del placer y del dolor.
Solamente de ti depende lo que encuentres en tu camino, ya que según pienses así serás. Nadie tiene derecho a quejarse de su mala suerte ya que cada uno puede convertirse en el arquitecto de su propio destino.
Abstente de pensar en cosas tristes, deprimentes o desagradables; conserva fija tu mente en todo lo bello y hermoso, en el bien y en el amor. Nunca critiques a los demás, nunca veas los defectos del prójimo, trata siempre de encontrar sus cualidades y virtudes. Hasta en el hombre más perverso podemos encontrar algo de bondad. Recordemos cuando Jesús y sus discípulos pasaron junto al cadáver putrefacto de un perro, que hedía terriblemente. Todos se apartaron con repugnancia menos Jesús que dijo: “qué dientes más hermosos tiene este animal, brillan como perlas”.
Si tú aprendes a encontrar el oro hasta en la podredumbre te habrás convertido en un verdadero alquimista espiritual.
Critica a un hombre y lo estarás cargando de cadenas, alábalo y lo ayudarás a superarse.
Cuando necesites de la cooperación de alguien para llevar a cabo tus obras, ve a visitarlo con toda confianza, imagina que es tu hermano y emite hacia él vibraciones de amor y fraternidad y serás bien acogido.
Todo está a tu alcance si aprendes a utilizar tu mente, pero cuídate muy bien de abusar de este poder para emplearlo en perjudicar a otros o en obtener bienes materiales impulsado por la codicia y la ambición.
Nadie tiene derecho a tomar del todo mente más de lo que legítimamente le corresponde, y quien trate de hacerlo recibirá su justo castigo.
Antes de decidirte a poner en movimiento tus fuerzas mentales, debes meditar profundamente si aquello que quieres conseguir es justo y correcto y si realmente lo mereces.
Para plasmar tu idea con fuerza y poder a fin de que se materialice rápidamente tienes que ser un avaro de tus pensamientos, economizar tus fuerzas mentales manteniendo tu imaginación en blanco hasta que llegue el momento de la “proyección mental”.
Debes guardar el más profundo secreto sobre tu proyecto, ya que si hablas provocas inmediatamente una reacción en contra.
En ningún momento debes dudar del buen éxito de lo que te propones ya que la duda es negativa y destructiva.
Debes ser paciente y no pretender coger el fruto antes de que haya transcurrido el tiempo necesario para su formación, nacimiento y madurez.
Una vez que hayas obtenido lo que quieres, debes prepararte para afrontar la reacción que recibirás por la acción que has ejecutado.
El principio de causa y efecto rige en todo.
Toda acción provoca una reacción de igual magnitud pero en sentido contrario.
Esta reacción solamente puede ser evitada por medio de un poderoso autodominio. Recordemos siempre la ley de las vibraciones. Si tenemos algo y no queremos perderlo debemos polarizarnos fuertemente en esto que hemos obtenido para evitar que la reacción nos alcance y nos arrebate el fruto de nuestra creación mental.
Si la enfermedad te aqueja, recuerda que esta enfermedad es sólo un estado vibratorio no deseable, que puede ser transmutado en una vibración de salud.
Conjuntamente con el principio hermético de la vibración, se debe emplear el principio de correspondencia. Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba. Todo lo que existe fuera del hombre tiene su equivalente o lado análogo dentro de él y por lo tanto, todo lo que queremos realizar en la tierra debemos realizarlo primero dentro de nuestra alma.
Si se logró esta realización interna se logra también su materialización en el plano físico.
La clave mágica para obtener todo lo que se quiere reside en la sabia aplicación de este triángulo mágico:Pensamiento
Para terminar debo advertir que toda acción mental debe estar basada en la armonía universal, el amor y el bien. Jamás se debe intentar alcanzar algo que no se merece porque esto es un robo de que se hace víctima al todo y como es un robo se tendrá que devolver a corto plazo y recibir la correspondiente sanción.
Para terminar debo advertir que toda acción mental debe estar basada en la armonía universal, el amor y el bien. Jamás se debe intentar alcanzar algo que no se merece porque esto es un robo de que se hace víctima al todo y como es un robo se tendrá que devolver a corto plazo y recibir la correspondiente sanción.
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